Hoy en día, vivimos rodeados de estímulos. Las marcas están constantemente buscando la manera de captar nuestra atención, ya sea mientras navegamos por el móvil, revisamos nuestras redes sociales o simplemente caminamos por la calle y nos topamos con una enorme valla publicitaria. Es un bombardeo constante de mensajes por todos lados.
En medio de todo ese ruido, es lógico que surja una pregunta: ¿qué funciona mejor, la publicidad exterior o la digital?
No es cuestión de blanco o negro. Todo depende: del objetivo de la campaña, del tipo de público al que quieres llegar, del presupuesto que tengas disponible… incluso del contexto y del momento.
Lo que sí está claro es que ambas tienen su valor. Cada una tiene sus propias fortalezas, y cuando se combinan de forma estratégica, pueden generar un impacto mucho mayor del que imaginamos.
En este artículo te invitamos a explorar las ventajas de cada una, sus diferencias clave y en qué situaciones conviene apostar por una, por otra… o talvez por las dos al mismo tiempo.
Antes de lanzarnos a la comparativa, vale la pena definir brevemente a qué nos referimos con cada término.
La publicidad exterior es la que encontramos, como su nombre indica, en espacios físicos: vallas, carteles, marquesinas, lonas gigantes, mupis, mobiliario urbano… Tiene presencia visual constante y está diseñada para atraer la atención en movimiento. Si quieres profundizar más en este formato, te recomendamos que le eches un vistazo a nuestra guía completa sobre vallas publicitarias de exterior.
Por otro lado, la publicidad digital se mueve en el mundo online. Estamos hablando de anuncios en redes sociales, banners, campañas de Google Ads, email marketing, influencers, videos en YouTube, y un largo etcétera. Tiene un gran alcance y ofrece una capacidad de segmentación muy precisa.
Pongamos las cartas sobre la mesa y veamos cómo se comporta cada una en algunos aspectos clave:
La publicidad exterior tiene un aspecto que no se puede eludir: está presente, a la vista de todos. No es posible hacerla desaparecer cerrando como una pestaña o pasar con un clic. Eso la hace una opción excepcional para crear reconocimiento de marca. Es el tipo de anuncio que observas repetidamente mientras esperas el autobús o pasas en coche por la salida de tu ciudad. Esa repetición, ese efecto continuo, posee un valor que a menudo menospreciamos.
La publicidad digital, por otro lado, puede ser más inestable. A pesar de su capacidad de manifestarse ante los ojos correctos, con frecuencia compite con una gran cantidad de contenidos. Asimismo, nos habituamos cada vez más a desestimarla o pasarla por alto con un clic, incluso a aborrecerla. Sin embargo, si se realiza correctamente, puede establecer una conexión muy directa con tu público objetivo.
Aquí, la publicidad digital tiene, claramente, ventaja. Puedes dirigirte a un público específico según su edad, género, ubicación, intereses, comportamiento, e incluso mostrarle distintos anuncios según la hora del día. Es una mina de oro para las marcas que buscan precisión quirúrgica.
La publicidad exterior no permite tanta segmentación demográfica, pero sí segmentación geográfica. Puedes colocar un cartel cerca de una tienda, de un evento o de una carretera con alto tráfico. Aunque no sepas quién exactamente lo ve, sí sabes dónde lo ve. Y a veces, eso es todo lo que necesitas.
Las vallas publicitarias digitales de exterior sí que permiten una cierta segmentación demográfica del público, ya que posibilitan la selección de la hora concreta en que se muestra tu anuncio en la calle.
Los dos métodos presentan diferentes niveles de inversión. La publicidad en línea puede ser más asequible para presupuestos limitados y posibilita modificaciones en tiempo real. Puedes intentar, detener, mejorar. Es perfecto para campañas activas.
La publicidad exterior demanda una inversión inicial mayor, pero ofrece una durabilidad más extensa y una visibilidad continua sin depender de clics o algoritmos. Y cuando se evalúa correctamente, su retorno de inversión puede resultar ser mayor de lo que muchos suponen. Si quieres saber como sacarle el máximo rendimiento a tu valla publicitaria de exterior, visita nuestro artículo de blog.
El gran punto fuerte de lo digital es lo medible que es. Puedes saber cuántas personas han visto tu anuncio, hecho clic, comprado, compartido o incluso abandonado el carrito. Cada dato está ahí y es de utilidad.
En la publicidad exterior, medir el impacto es más complejo, pero no imposible. Puedes usar códigos QR, enlaces personalizados o encuestas para rastrear el efecto. No tendrás cifras exactas como en lo digital, pero sí una visión global del alcance y recuerdo de marca.
Ambas ofeecen oportunidades creativas, aunque de diferentes tipos. En formato digital, puedes crear animaciones, videos interactivos y anuncios que se ajustan al usuario. En el exterior, la creatividad se manifiesta en el diseño, en la utilización del espacio, en experimentar con lo inesperado (¿Quién no ha visto un cartel que le ha hecho sonreír?).
Sin duda, una gran idea puede tener éxito en ambos ámbitos. ¿Puedes visualizar una campaña que comience en una cartelera y termine con un hashtag en redes sociales? Las marcas que lo realizan adecuadamente consiguen que ambos canales se nutran recíprocamente.
No se trata de elegir una sobre la otra, sino de entender en qué momento cada una puede aportar más valor.
Una valla bien colocada puede despertar curiosidad, y esa curiosidad puede convertirse en búsqueda online. De ahí, puedes dirigir al usuario hacia una oferta, una suscripción o una compra. Lo digital convierte lo físico en acción.
No hay una única respuesta correcta, porque ambas formas de publicidad tienen fortalezas que se complementan. Si bien la publicidad digital ofrece inmediatez, medición y segmentación, la publicidad exterior aporta presencia, notoriedad y una conexión visual más fuerte con el entorno.
Al final, la pregunta no debería ser cuál es más efectiva, sino cómo puedes sacar lo mejor de cada una según tus objetivos. Y lo cierto es que cuando las marcas dejan de verlas como rivales y empiezan a combinarlas con estrategia, los resultados suelen ser mucho más potentes.
¿Te estás planteando incorporar publicidad exterior en tu próxima campaña?