Al iniciar un proyecto de construcción, decidir el tipo de vallado para la obra es algo más que solo delimitar el área: es un paso vital para proteger a los trabajadores, a los peatones y a las propiedades cercanas. No basta con instalar una simple valla alrededor del perímetro de la obra, sino que el cercado debe cumplir con normas de seguridad y ofrecer una funcionalidad que permita el flujo de maquinaria y de las operaciones sin riesgo añadido.
En esta entrada del blog, te contamos cómo elegir el vallado que mejor se adapte a tu obra, garantizando protección eficazmente tu proyecto y su entorno.
El vallado en una obra cumple varios roles clave. En primer lugar, debe garantizar la seguridad de los trabajadores y de quienes pasan cerca de la construcción, a la vez que permite un desarrollo ordenado y conforme a las normativas. Las funciones más importantes del cercado de obra se pueden entender desde un triple punto de vista: señalización y delimitación, ocupación de la vía pública, y protección estructural del área de trabajo temporal. Vamos a desglosar cada uno de estos elementos para entender qué hace que un cercado sea adecuado.
El cercado no solo es una barrera física; también informa a quienes circulan por los alrededores sobre la actividad que se realiza allí. Cumplir con las normas de seguridad locales permite que actúe como señalizador, marcando claramente las áreas peligrosas. Un buen vallado debe incluir señalización en los accesos para peatones y vehículos, resaltando los puntos de entrada y salida e indicando por dónde se debe transitar para evitar posibles riesgos. De modo que todo el mundo pueda circular de manera segura y ordenada.
Consejo: Asegúrate de que la señalización sea visible y esté bien colocada durante toda la obra para evitar accidentes o confusiones. El uso de letreros y colores contrastantes ayuda a identificar las entradas y salidas rápidamente.
Muchas veces, las obras se extienden hacia la vía pública, lo que significa que el vallado debe estar en regla y respetar la normativa municipal. Esto incluye permisos de ocupación de la vía pública, así como especificaciones sobre el tipo de cercado y los requisitos para su colocación.
Aspectos a tener en cuenta:
Finalmente, el cerramiento de obra funciona como una estructura provisional para proteger el área de trabajo y prevenir la entrada no autorizada. En este sentido, el vallado debe ser lo suficientemente robusto para resistir las condiciones de uso diario, como riesgo de proyección de partículas o nubes de polvo hacia el exterior. A la vez, debe modular para facilitar el montaje y desmontaje y, en muchos casos, su reutilización.
Consejo: Si en la obra hay actividades que pueden generar residuos o partículas, es recomendable optar por un vallado de obra opaco que evite que estos elementos se dispersen y pongan en riesgo a quienes estén en el entorno.
Escoger el cercado ideal para una obra implica analizar diversos factores que aseguren su funcionalidad y seguridad. A continuación, te presentamos algunos puntos clave que debes considerar para tomar la mejor decisión:
El material debe ser fuerte, pero también fácil de manejar. Los materiales más comunes son el metal, plástico rígido o cristal. Además, la estructura debe poder resistir el viento, el clima y el uso prolongado sin generar riesgos.
Un vallado de obra modular permite armar y desarmar con facilidad, adaptándose al espacio y necesidades de la obra. Este tipo de cercado facilita la reutilización, por lo que también es una opción económica y ecológica.
La altura del cercado de obra debe ser suficiente para impedir accesos no autorizados. Si la obra genera polvo o implica riesgos, un vallado opaco puede ayudar a proteger el entorno.
Para facilitar el flujo, el cerramiento debe contar con al menos dos accesos: uno para vehículos y otro para peatones. Ambos deben estar bien señalizados para evitar confusiones.
A continuación, repasamos los tipos de vallados más utilizados en obras y sus pros y contras:
Si quieres saber más, puedes consultar nuestro artículo sobre los tipos de cerramientos de obra y sus beneficios en el cual abordamos en mayor profundidad este tema.
La altura depende del tipo de proyecto, pero en general se recomienda una altura mínima de 2 metros para garantizar la seguridad y la inaccesibilidad de la obra para el público.
Se recomienda o incluso exige el uso de cerramientos opacos en obras donde se genere gran cantidad de polvo o residuos, o haya riesgo de caída de materiales hacia el exterior. Esto minimiza el impacto en el entorno y evita accidentes.
Los vallados perimetrales temporales suelen ser la opción ideal para reutilización, ya que son ligeros, resistentes y fáciles de montar y desmontar. Aunque algunos vallados perimetrales permanentes también pueden ser desmontados con facilidad y reutilizados.
Elegir el cerramiento de obra adecuado es fundamental para garantizar la seguridad y el cumplimiento de las normativas. No se trata solo de cercar una obra, sino de contar con un sistema que permita mantener alejadas a personas no autorizadas, proteger el entorno y, al mismo tiempo, adaptarse a las condiciones cambiantes de cada proyecto. Desde su función señalizadora y delimitadora, hasta su capacidad para proteger estructuralmente la zona de trabajo, el cercado debe cumplir varios requisitos para ser efectivo.
Al evaluar las opciones, recuerda considerar aspectos como el material, la modularidad, la opacidad y la altura del vallado. De esta manera, tendrás la certeza de contar con un cerramiento funcional, seguro y conforme a las normativas, que no solo protegerá tu obra, sino también a las personas y propiedades a su alrededor.
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